¿Cuántas veces te has sentido culpable por lo que comiste? ¿Por el slide extra de pizza o por el antojo cumplido de helado? Ahora imaginate que la culpa sea tan grande que te lleve a vomitar o tomar laxantes.
Esta es la realidad de todas las personas que padecen de Bulimia.
La bulimia nerviosa es un trastorno de la conducta alimentaria. Estos trastornos (también incluida la anorexia) son problemas de salud mental que causan conductas extremas y peligrosas que pueden, en los casos más extremos, llevar hacia la muerte.
Esta enfermedad está caracterizada porque la persona que lo padece consume mucha comida en poco tiempo y durante este tiempo sienten que no pueden controlar lo que comen, esto se conoce como atracón. Luego intentan evitar subir de peso deshaciéndose de la comida, esto se conoce como purga, es el período donde se provocan el vómito, toman laxantes y hacen ejercicios exageradamente.
Por lo general las personas que padecen de bulimia tienen un peso normal, afectando más frecuentemente a mujeres en un rango de edades de 15 -20 años. Se estima que la incidencia a nivel mundial es de 2% y no distingue entre raza ni status económico.
Además de las afectaciones físicas que deja la bulimia, el impacto que tiene a nivel emocional es bastante significativo; la persona crea una imagen corporal distorsionada de sí misma, aparte de una constante insatisfacción por su aspecto físico, generando un miedo irracional a ganar peso, afectando directamente su seguridad y autoestima. Quienes lo padecen están más propensos a desarrollar conductas ansiosas y/o depresivas.
Son muchos factores los que intervienen en el desarrollo de este y otros trastornos de conducta alimentaria, la regulación de nuestras emociones y el cómo enfrentamos los diferentes estereotipos sociales son claves para su manejo.
Puede ser difícil darse cuenta si una persona tiene bulimia basándose únicamente en su peso. Puedes observar cambios en el comportamiento como:
- Ir al baño con mucha frecuencia, especialmente después de las comidas.
- Ejercitarse mucho, aún cuando están cansadas o lastimadas.
- Mostrarse malhumoradas o tristes; que les disguste su aspecto físico. Con el tiempo son evidentes las repercusiones.
- Desequilibrio en los electrolitos: alteración en los niveles de sodio o potasio.
- Úlceras y otros daños en la garganta por los vómitos recurrentes.
- Deshidratación.
- Desnutrición.
A nivel emocional se manifiestan los siguientes síntomas:
- Actitud triste, melancólica o depresiva
- Alteraciones anímicas frecuentes y acusadas
- Dificultad para expresar el estado de ánimo propio
- Sensación de inutilidad
- Baja autoestima o disgusto con la imagen corporal propia
- Retraimiento social y aislamiento de las amistades y familiares
Si estás preocupado por algún familiar o amigo aconsejalo y acompañalo a buscar ayuda. Esta enfermedad siempre está asociada a baja autoestima y depresión. El tratamiento de base es la consulta con un psicólogo, quien a través de la terapia cognitivo-conductual le ayudará a crear conciencia del problema y brindarle herramientas para cambiarlo. En CINA ofrecemos por eso una atención integral, para asegurarnos de cuidar la salud general del paciente.
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